Los dos ejemplos principales de paneles fotovoltaicos colocados verticalmente son las instalaciones en fachadas de edificios y la sustitución de barreras acústicas o vallas que bordean, por ejemplo, carreteras o vías férreas [1].

Beneficios:

• La producción de paneles instalados verticalmente es mayor cuando el sol está bajo en el horizonte (inicio y final del día, invierno), por lo que a priori se adapta mejor a las necesidades [2].
• Los paneles verticales se benefician más de la reflexión de la luz en el suelo (albedo).

• Hay menos conflictos por el uso de la tierra que con los letreros «horizontales».

Desventajas:

• Para una determinada superficie de paneles, la producción media será inferior a la de una instalación en suelo o cubierta cuya inclinación y orientación se optimicen (alrededor de 30° en orientación sur).
• Los paneles utilizados para estos fines suelen ser específicos y, por lo tanto, un poco más caros. Se prefieren los paneles bifaciales [3,4], con impermeabilización reforzada para formar muros o vallas, o los paneles con una estética cuidada, por ejemplo, de aspecto negro o de color, para su uso en fachadas de edificios.

Nota: El cálculo de la producción fotovoltaica en las fachadas de los edificios de la ciudad es complejo debido al impacto del entorno, como el sombreado, los reflejos en los edificios vecinos o las islas de calor. Actualmente es objeto de investigación académica. Por lo tanto, aún no es posible estimar con precisión el depósito solar en la fachada.